lunes, 25 de julio de 2011




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«Desafíos» · Pensamientos de Paulo Coelho



Educación y sociedad

El concepto y el significado de educación no ha sido el mismo a lo largo de los distintos periodos históricos y se diferencia entre un país y otro y entre unos colectivos y otros. El sentido de lo educativo es algo complejo y diverso que queda configurado de forma distinta en las diversas comunidades sociales.

La ideología dominante en cada época y contexto suele ser la que más influye en la definición de los problemas sociales y educativos.

La diversidad en educación

Tradicionalmente, la diversidad humana se ha percibido como una problemática que complica los procesos de enseñanza- aprendizaje y no como una característica propia e integrada en la experiencia cotidiana de las personas.

La diversidad es una característica inherente a la naturaleza humana y una posibilidad para la mejora y el enriquecimiento de las condiciones y relaciones sociales y culturales entre las personas y entre los grupos sociales.

Distinción entre diferencia, diversidad y desigualdad:

- Diversidad: hace referencia a la identificación de la persona tal y como es y no como se desearía que fuera o no fuera.

- Diferencia: supone una apreciación subjetiva en la medida que es ya la valoración de la diversidad, valoración a partir de la cuál se pueden originar distintas actitudes, ya sean de rechazo, de aceptación y comprensión.

- Desigualdad: nos remite al establecimiento de jerarquías entre las personas en función de criterios de distinta índole.

El reconocimiento de la diversidad y la valoración positiva de la diferencia configuran una nueva forma de entender las relaciones sociales y culturales, nuevas maneras de pensar, actuar, convivir y sentir.

En el ámbito educativo las diferencias son una realidad incuestionable tanto entre el alumnado, como entre los profesionales, como también en los centros educativos. La diversidad es un tema que afecta y compromete a la comunidad social responsable, y a toda la comunidad educativa.

La diversidad puede venir determinada por tres grandes dimensiones:

- Aspectos sociales: procedencia geográfica y cultural, nivel socio-económico, rol social

- Aspectos personales o físicos: aquellas diferencias que tienen que ver con cuestiones relacionadas con la herencia o aquellas derivadas de determinadas jerarquizaciones que los modelos culturales imponen

- Aspectos psicológicos ligados a los procesos de enseñanza- aprendizaje: conocimientos previos, estilos y hábitos de aprendizaje, capacidades, formas de establecer comunicación, ritmos de trabajo y motivación, intereses relaciones afectivas.

El sistema escolar vive actualmente en una encrucijada de dilemas y contradicciones. Mientras todo se mueve, la escuela sigue manteniendo su función de reproducción de la estratificación social de partida, también sigue asegurándose el hecho de ser un lugar de transmisión de los conocimientos y de los saberes acumulados por la cultura, la de los cultos, y sigue siendo un instrumento de la socialización del saber.

Ninguna de estas características enraizadas en el sistema educativo suelen ser buenas compañeras de la diversidad, ya que conducen a un modelo educativo basado en la homogeneización y en la utilización y aplicación de procedimientos de jerarquización, clasificación, diferenciación y selección del alumnado.

La prácticas educativas actuales se contradicen con el modelo de sociedad democrática en la que nosotros enmarcamos nuestra opción. Una sociedad democrática la entendemos como un sistema en que no todo se limita a ejercer el voto, sino como un sistema en que tiene que ser posible la participación, la libertad, el consenso, la igualdad de oportunidades, la justicia, el pluralismo, el respeto mutuo, la tolerancia, la valentía cívica, la solidaridad y la racionalidad comunicativa. ( Jimenez, Martinez, Paco, Vila Suñe, 1999)

Debemos pensar en la necesidad de ir construyendo una educación abierta a todos, una educación que no excluya a nadie sino que incluya las voces de todos sean cuales sean sus diferencias, una educación que asuma las diferencias como un valor, como una fuente de enriquecimiento y de mejora de las concepciones y las prácticas educativas.


La intolerancia es uno de los problemas graves que afectan a nuestra sociedad y al que es prioritario dar respuesta. La educación puede y debe jugar un papel decisivo ante esta realidad social pluricultural y ante los fenómenos de intolerancia que están surgiendo. Es preciso un cambio en el modelo educativo, que debe adoptar una nueva perspectiva intercultural que incluya la diversidad cultural en el escenario educativo y desde la que se debe educar a todas las personas.

El concepto de educación es un proceso amplio y dinámico de construcción y reconstrucción de conocimiento que tiene como finalidad favorecer a cada uno de sus protagonistas la configuración autónoma y consciente de su propia identidad y sus propias formas de pensamiento, a través del desarrollo de procesos de interacción y aprendizaje tales como intercambios de significados y valores, experiencias vividas y compartidas con el contexto cultural y acuerdos negociados en relación con las finalidades y las estrategias a utilizar.

El término diversidad, al considerarla no como un problema ni un estorbo, sino como un valor positivo, una característica inherente a la naturaleza humana que posibilita la mejora y el enriquecimiento de las condiciones y relaciones sociales y culturales entre personas y colectivos sociales.

Reconocer la diversidad y valorar positivamente las diferencias nos remite a un nuevo marco cultural, amplio y flexible en el que se reconozcan, respeten y acepte las múltiples singularidades individuales y sociales que integran nuestra realidad social.

Asumir la diversidad en el contexto educativo, exige otra manera de entender la educación que nos lleva a trabajar por el desarrollo de la igualdad de oportunidades, la eliminación de las desigualdades y la búsqueda de nuevas formas de enfocar el proceso de enseñanza- aprendizaje.

La diversidad está fundamentada por cuatro motivos:

1. Porque la diversidad es una realidad social incuestionable, la sociedad en la que vivimos es progresivamente más plural en la medida que está formada por personas y grupos de una gran diversidad social, ideológica, cultural, lingüística y religiosa

2. Porque si el contexto social es pluricultural, la educación no puede desarrollarse al margen de las condiciones de su contexto socio-cultural y debe fomentar las actitudes de respeto mutuo, el conocimiento de otros estilos de vida, la capacidad crítica al analizar las situaciones de discriminación y desigualdad, la capacidad de descentración para comprender otro

3. Porque si aspiramos a vivir, crecer y aprender en una sociedad democrática a la educación le es imprescindible iniciar un proceso de cambio y mejora en el cual la diversidad, como realidad y aspiración.

4. Porque la diversidad entendida como valor, como fuente de riqueza, se convierte en un reto para los procesos de enseñanza- aprendizaje que amplían y diversifican sus posibilidades didáctico- metodológicas, muchas de ellas inviables en situaciones de homogeneidad.

Cuando hablamos de diversidad en educación, hacemos referencia a numerosas y distintas realidades. Son muchas las dimensiones que interactúan condicionando que cada persona sea diferente a la otra y que sus posibilidades educativas sean también distintas.